Dicen que el amor no pesa, pero a veces duele como si llevaras el mundo a cuestas. Una rosa apenas pesa unos gramos. La sostienes entre los dedos y apenas lo notas. Y, sin embargo, una sola rosa puede significarlo todo. Puede cambiar el rumbo de un día, o de una vida.
Otras veces, un ramo enorme —perfecto, impecable— no logra llenar el vacío. No importa cuánto ocupe en las manos: si falta el amor de verdad, pesa más la ausencia que el propio ramo.
Es curioso cómo medimos las cosas.
La ternura no se puede pesar. El cuidado, la presencia, el querer bien... tampoco. Y, sin embargo, son las únicas cosas capaces de sostenernos cuando todo lo demás se cae.
Hoy pensaba en eso: en el peso de lo invisible. En todo lo que no vemos, pero sentimos. En el amor que sostiene, que aligera, que da sentido.
El pes de l’amor… El teu post m’ha fet recordar aquesta frase de Wajdi Mouawad: “L’univers sencer pesa menys que un sol moviment de la teva parpella…”. M’ha agradat molt la teva reflexió, i també m’ha consolat una mica. Moltes gràcies per compartir-ho!